domingo, 7 de septiembre de 2014

Silencio.

Hay cosas que te dan rabia en su momento. Pero, no las puedes decir. Y más cuando la razón de tu rabia tiene conexión con personas que estimas. Y no quieres hablar.
Pero si te molesta, ¿Por qué no dices nada? ¿Por que sigues mirando al suelo mientras caminas, comentando como si nada, aceptando el bofetón de realidad que te lanzan?
Porque no puedes.
Porque es tu amigo/a
Porque si le dices que por favor se calle, eres una persona hipócrita y envidiosa.
Sabes que no eres la única persona que percibe ese defecto de esas personas, en alguna ocasión alguien mencionó eso también: "Es así desde el primer ciclo" "A veces se cree mejor que los demás". Oyes muchas cosas.
Pero, de nuevo, tienes que quedarte en silencio.
No lo hacen de manera intencional, tal vez se dejan llevar mucho, o como lo dirías: Abren mucho la boca. Piensas que no conocen la empatía.
Insolentes.
Y esto nos lleva a lo del principio, te da rabia.

No creas, no temas, no preguntes.
No te enojes, no refutes.
Solo sonríe.

Tuerce los labios, por anatomía ya sabes que músculos propician la sonrisa.
Y camina hacia la salida, pasa todo lo que escuchaste y mientras estés en el carro, vomitalo en la carretera, que importa, tal vez crezca hierba por ahí.
Que se callen por un momento, todos. Que solo se escuchen los latidos cardíacos, las respiraciones entrecortadas, que los ojos se queden vidriosos.

¿Lo escuchan?
El sonido del silencio es ensordecedor.


¿Ya no tienes rabia?
Respira.

Grenade Heart.

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