jueves, 1 de diciembre de 2016

Perdóname, mamá.

A nadie le desearia una vida como la mía. Llena de expectativas de terceros a expensas de tu mente, como si fueras la última opción de una familia venida a menos por salir adelante.
Yo no le veo lo magnífico o esplendoroso a una mente que no te deja concentrarte, que prende 50 canales al mismo tiempo, que durante mucho tiempo te ha aislado de tus compañeros; de una mente que es lo que se interpone en tu camino para estar tranquila.
Yo no pedí nacer así, nunca quise esta mente.
Nunca quise que me tacharan de superdotada.
Jamás quise que ese maldito test arrojara un supuesto IQ superior al promedio. (Pongo explícitamente en duda su veracidad)
No soy nadie especial, no soy una genio.

El problema de conformarme con tener este cerebro, esta psiquis y esta mente, es que no aprendo como los demás. Que bonito sería leer un párrafo, y otro, y otro, sin la preocupación de que en media hora olvidarás al primero, o saber que la única opción es condenarte a ser una memorista. Yo aprendo distinto, con otro sistema, algo que  Europa comprendería, pero en un país podrido en su pensamiento de que si sabes matemática (porque "solo importa la matemática") eres el equivalente a un Einstein es condenarte a comprender el mundo detrás de los demás.
Nadie sabe lo mucho que estoy luchando por hacer que a mi mente le interese mi carrera. Hasta eso me niega. La felicidad con lo que amo.

Mi mente es una porquería, la odio. ¿Por qué no pude tener una como la de los demás? ¿Acaso no entienden que ya estoy muy cansada? ¿Que cada día me levanto más desganada? ¿Que mi mente y mi inteligencia se sienten tan avejentados y agotados, que no me entra ninguna otra maldita cosa en la cabeza?

Díganme, ¿que hago? ¿Que hago, maldita sea, que hago? ¿Por qué no puedo apagar los 50 canales, por qué se prenden al mismo tiempo, por qué no puedo vivir tranquila?

martes, 15 de marzo de 2016

Lecciones

¿Qué he aprendido en veinte años de vida?
Que soy desordenada, y prueba de ello será esta entrada sin jerarquía alguna.

Aprendí que no debes precipitarte en llamar a alguien tu amigo o amiga. Es un título que se gana. Y cuando realmente verificas quienes son tus amigos, los diez dedos de las manos te serán más que suficientes.
Yo los tengo contados, justos. 

Aprendí que a veces es necesario tocar fondo para alcanzar el éxito. Y cuando yo toqué fondo, sabía que lo tenía bien merecido y, que no había más opción que levantarse, lavarse la cara, los ojos, hasta los pensamientos; y empezar de nuevo.

Aprendí que vivo en un mundo donde caretas abundan y sobran, donde la gente muchas veces emplea la deshonestidad y la adulación para conseguir lo que desea; así hayan más personas partiéndose la espalda todos los días para alcanzar sus metas.

Aprendí que crecer no es sinónimo de dejar de hacer cosas que a ti te gusten por el que dirán. Cosas que varios pueden considerar infantiles o propias de los niños. Uno no vive para complacer a los demás, eres libre de hacer lo que te plazca. Como sufrir dentro de la panza de Jabu Jabu (al igual que otros seres supuestamente poderosos que se dejaron infectar deliberadamente por Ganondorf y que dependen de un niño de 10 años para sanarse) porque hay medusas fregadas (wtf?) en su interior.

Aprendí que por el poder, las personas pueden ver a la ética y la moral como algo insignificante; lo que importa es llegar a la cumbre, aún así esté siendo procesado por liberar narcotraficantes, haber plagiado tesis universitarias; compre votos y consciencias por dos kilos de arroz, haya tenido escándalos por firmas falsas, haberme querido zurrar en la ley y ahora querer causar más show electoral, etc.

Aprendí que las mujeres aún somos reprimidas en muchos países por temor a lo que podemos hacer si todas juntas trabajamos por un cambio.

Aprendí que (no siempre) detrás de cada movimiento puede haber intereses de terceros, a los que realmente les importa un huevo la causa por la que "luchan"

Aprendí que la gente se llega a excusar de su falta de modales hasta de la manera más conchuda. Por ejemplo, un día tuiteé acerca de no dejar la playa hecha un basural y no ser cochinos, y un "indignado" salió a querer defender su falta de pulcritud en la playa. Terminó diciéndome caviar. Le hablé de modales y este usuario terminó pintándome de rojo -iug- al ya no saber que contestar.

Aprendí que en mi país es más fácil manipular masas jóvenes envenenando sus cerebros con televisión barata, obscena, e idiotizante de 6:30 a 8:00 de la noche. De paso también les doy supuestos "ídolos" que no sabrían responderme a la primera quién rayos fue el Duque de Wellington.

Aprendí que hoy en día se llega a la televisión solamente con saber mover los glúteos. Así que, aún así ganes 5 premios Pulitzer, América TV verá más conveniente traer a una jovencita con dotes para mover el trasero y mostrarlo a nivel nacional. Más rating, y ellos más facturan (Se la llevan fácil, ¿no?)

Aprendí que en este mundo, es más prioritario enseñar a las mujeres a defenderse de algún posible ataque sexual, que enseñar a los hombres a respetarnos y , ya para que decirlo entre líneas, que violar a una mujer o forzarla a tener sexo sin consentimiento está MAL. No sé que tan difícil es hacer eso.

Aprendí que hay feministas y feministas.

Aprendí que muchas veces las personas no tienen idea de por qué defienden tal cosa. Simplemente lo hacen porque vieron algo relacionado en Facebook y les dio pena.

Aprendí que el sarcasmo es la manera más inteligente de hacerle frente a un/a idiota. (sorna)


¿Sigo con la lista?

Aprendí que es más fácil conseguir un revólver o una granada de guerra que acceder a una buena educación.
Aprendí que prefiero pensar como señora de 40 años, como alguna vez me dijeron.
Aprendí que el ser mediático hace que a veces cedas (aunque no debas) a la presión del público.
Aprendí que no aprecié en su momento a tantas personas y las cosas que hicieron por mi. A veces eso me atormenta.
Aprendí a ser auto suficiente y a encontrar paz en la soledad.
Aprendí que una canción puede cambiarte la vida. Y que una banda puede hasta salvarte la vida.
Aprendí que las personas que te aman nunca realmente se van.
Aprendí que no habría un solo niño o niña quien no supiera quién es Harry Potter.
Aprendí que el internet puede juntar personas, así como separarlas.
Aprendí a ya no ver un vaso medio vacío, sino uno medio lleno.
Aprendí a anteponer mis deberes como estudiante antes que mi propio bienestar y comodidad.
Aprendí a valorar a mis maestros.
Aprendí que hay personas que viven con muy poco, y aún así viven felices.


Y espero aprender mucho más.


Grenade Heart




lunes, 22 de febrero de 2016

Quiero ser egoísta.

Algo que me gusta de mi es mi autosuficiencia. Puedo pasar más de dos meses sin contactar a nadie, salvo que desee lo contrario. No necesito de nadie para pasar el rato la mayoría de las veces, mi mente suele entretenerme y bastante.
A puertas de cumplir 2 decenios, solo deseo que esa autosuficiencia siga.
De no ser por ella, de seguro estaría como paciente de algún psiquiatra.

Grenade Heart.